La Creación: La Niña de los Ojos de Dios

The metaphor that the author uses here to describe the relationship of the creation with God emphasizes that the Creator made heaven and earth motivated by love. This truth provides the basis for understanding what God expects of the human being in his relationship with creation. That God created the human being as his image and likeness does not mean that God gave him license to exploit the earth indiscriminately. It means, rather, that God entrusted him with the task of lovingly administering the world, respecting his otherness in the same way as the Creator, out of love, respects him, who is made of the dust of the earth. Those who are familiar with the career of Justo L. González as a historian will not be surprised by his thesis that creation includes both nature and history. If creation is the child of God's eyes, history is God's field of action. This book presents us with the challenge to live Christian discipleship in terms of the loving exercise of the stewardship of creation and of the faithful search for the Kingdom of God and its justice in the midst of the vicissitudes of history.

La metáfora que el autor usa aquí para describir la relación de la creación con Dios destaca que el Creador hizo el cielo y la tierra motivado por el amor. Esta verdad provee la base para la comprensión de lo que Dios espera del ser humano en su relación con la creación. Que Dios creó al ser humano como su imagen y semejanza no significa que Dios le dio licencia para explotar la tierra indiscriminadamente. Significa, más bien, que Dios le confió la tarea de administrar amorosamente el mundo, respetando su otro del mismo modo como el Creador, por amor, lo respeta a él, que está hecho del polvo de la tierra. A quienes están familiarizados con la trayectoria de Justo L. González como historiador no les sorprenderá su tesis que la creación incluye tanto la naturaleza como la historia. Si la creación es la niña de los ojos de Dios, la historia es el campo de acción de Dios. Este libro nos plantea el desafío a vivir el discipulado cristiano en términos del ejercicio amoroso de la mayordomía de la creación y de la búsqueda fiel del Reino de Dios y su justicia en medio de los avatares de la historia.